Batman y la liberación del Estado secuestrado

La "Capucha Roja" vs Batman. Sí, soy geek, ¿Y qué?
La víctima son las instituciones del Estado. Los victimarios son la pandilla de la "Capucha Roja". ¿La policía? Brilla por su ausencia, pero como ellos no están, nosotros a asumiremos sus funciones (somos Batman).

Los hechos ocurren en una tierra latinoamericana, suramericana, caribeña, andina y amazónica, con una hermosa vista al Atlántico, que da la casualidad de que no tiene nombre. La pandilla de la "Capucha Roja" ha tomado algunas instituciones y amenaza con tomar más instituciones con cada hora que pase si sus exigencias no son cumplidas, evitando de esa manera que cualquier francotirador electoral se atreva a acabar con su vida.

¿Qué podemos hacer nosotros como Batman? Pues si algo nos enseñan las películas es que hay dos opciones: negociar o utilizar la fuerza bruta.

¿Qué implica la fuerza bruta? Pues no hay que ser un genio: entrar violentamente, darle un coñazo de Estado a la Capucha Roja y recuperar las instituciones.

Del otro lado, para negociar si hace falta ser un genio. Negociar implica ceder para ganar. Negociar implica entender los objetivos del interlocutor para llegar un acuerdo mutuamente favorable. Por lo tanto, no se puede negociar si no entiendes a tu interlocutor.

¿Cuáles son los objetivos de la Capucha Roja? Aunque el botín es muy importante, de nada sirve el oro si no puedes disfrutarlo si estás tras las rejas o muerto. Es decir, lo más importante para la Capucha Roja es salir vivo y libre del secuestro. De hecho, a la Capucha le conviene tanto negociar, que aprovecha cualquier otra cosa que le permita ampliar sus bases de negociación, como provocar inhabilitaciones políticas, buscar presos políticos o convocar constituyentes. Esos no son el objetivo de la Capucha, sino solamente una herramienta para obligarnos a negociar.

¿La policía? Está enfocada en lo que no debe. Si algo nos enseñan las películas es que la policía siempre se interesa en las estupideces, como las inhabilitaciones políticas, los presos políticos y las convocatorias a constituyentes. Por suerte nosotros somos Batman, somos inteligentes y sabemos lo que los malos quieren. Nuestro objetivo es bastante simple: la liberación de las instituciones secuestradas.

Como Batman, sabemos que los objetivos de la Capucha y los nuestros no son excluyentes. De hecho, si dejamos que la Capucha se escape, podemos recuperar sin problemas a las instituciones, y ambos objetivos se cumplen. Pero desgraciadamente la vida no es tan sencilla: a la Capucha le gustaría llevarse todo botín que pueda, cosa que Batman y la policía no aceptará; del otro lado, si Batman no lo atrapa, será acusado de ser cómplice de la Capucha.

Todo quiere decir que, como en las películas de intriga, si se quiere negociar, tendrá que ser a través del engaño y sin que nadie lo note. Quizás podamos fingir por un rato que luchamos contra la Capucha y, en el ajetreo, ellos se escapan.

Ahora bien, si la Capucha se escapa, ¿Qué nos hace creer que no volverán a hacer lo mismo? En ese caso, las instituciones deben ser bien estúpidas para dejarse joder de nuevo. Yo dejaría de ser Batman para convertirme en V de Vendetta, hacer explotar el Parlamento y todas las instituciones... como Dios manda.

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